El regreso a casa se marca extenuante. La simplicidad con huellas de días anteriores. Desde aquí todo parece elocuente: La gente transita, las nubes se mueven, las calles se despliegan y existe un aroma extraño que me recuerda que son ya las 6:33pm. Sí, miro a través de la ventana que le hace compañia al asiento con la leyenda "3/EF". Cierro los ojos y tal parece resucitar. Pelea fantasmal entre la cordura y la espontaneidad.
- ¡Déjame! Te lo he dicho ya! ¡Será mañana!.
Mañana será cuando logres penetrar mis viejos disturbios y mi sueter de lana favorito. Mañana tal vez tenga tiempo y palabras, razón y sentido.
La vista vuelve a la ventana, la noche ha llegado. Abandono el autobús. Y ahí va:
La dosis anterior. Sus pupilas se contraen y el orgasmo se repite: Se encuentra en medio del éxtasis. Ahora sus pasos son sutiles, su mirada se encuentra más perdida aún. Por lapsos cortos logra forular algunas palabras. Algún sonido. Te mira excipiente: Buenas noches (su gesto, su olor). Provoca temor, indignación y repugnancia. Lo miras elitista y continuas tu andar.
Vuelves y miras otra vez. Ridiculamente él también se ha unido, busca conformidad y aceptamiento moral. Una dosís más. Comienza a caminar, otra vez: pasos torpes y adulantes. Se caé. Él también mira, también sueña y también pertenece. Se enajena.
(Que un virus, que una crísis, que las elecciones, que mucho, que nada . A fuera pandemias reales sin campañas y sin alternativas).
¿Se quiere asustar, o no? Mientras tanto, toda la atención de la población mexicana está centrada en el brote de influenza.
-“El cielo, el cielo puede esperar”-
- ¡Déjame! Te lo he dicho ya! ¡Será mañana!.
Mañana será cuando logres penetrar mis viejos disturbios y mi sueter de lana favorito. Mañana tal vez tenga tiempo y palabras, razón y sentido.
La vista vuelve a la ventana, la noche ha llegado. Abandono el autobús. Y ahí va:
La dosis anterior. Sus pupilas se contraen y el orgasmo se repite: Se encuentra en medio del éxtasis. Ahora sus pasos son sutiles, su mirada se encuentra más perdida aún. Por lapsos cortos logra forular algunas palabras. Algún sonido. Te mira excipiente: Buenas noches (su gesto, su olor). Provoca temor, indignación y repugnancia. Lo miras elitista y continuas tu andar.
Vuelves y miras otra vez. Ridiculamente él también se ha unido, busca conformidad y aceptamiento moral. Una dosís más. Comienza a caminar, otra vez: pasos torpes y adulantes. Se caé. Él también mira, también sueña y también pertenece. Se enajena.
(Que un virus, que una crísis, que las elecciones, que mucho, que nada . A fuera pandemias reales sin campañas y sin alternativas).
¿Se quiere asustar, o no? Mientras tanto, toda la atención de la población mexicana está centrada en el brote de influenza.
-“El cielo, el cielo puede esperar”-